El paisaje por un rato es de sombras. Veo siluetas negras que yo guardo y el tren olvida. Voy en la dirección correcta, es decir, sin mirar atrás. El día empieza y ofrece favores. No son los lunes, ni las páginas en blanco, tampoco es un calendario vacío, un lápiz nuevo, o el primer amor; ni siquiera un saludo con un desconocido. No es nada que podamos hacer nosotros los humanos. La tranquilidad de la mañana, la noche que se fue o se anticipa, la frescura de un nuevo día son el verdadero Fénix de nuestro tiempo. El sol nunca se va, ¿saben?, y los comienzos no tienen expectativas.

El comienzo es simple, no es complejo, el comienzo es una bola de fuego y luz que atraviesa el universo.

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